Ya se encuentra trabajando en Gales la primera Ministra para Futuras Generaciones. En un mundo en el que pareciese que el sistema fue diseñado para ganar hoy sin pensar en el futuro, resulta difícil pensar que no habrán más puestos para una labor tan importante: hacer del mañana un lugar mejor. Por mucho tiempo, el pensamiento cortoplacista ha dominado al momento de tomar decisiones, sin preocuparse por las personas que aun no han nacido. Desde acciones en el sector salud hasta en áreas verdes, Sophie Howe, “la protectora de los intereses de futuras generaciones de Gales”, planea que sistemáticamente se tome en cuenta las consecuencias hoy sobre los años porvenir.
“Esperamos que lo que está haciendo Gales hoy, el mundo lo hará mañana”. Estas fueron las palabras del ex dirigente de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas, Nikhil Seth. La prioridad de los países, sea crecimiento económico, relaciones internacionales o bienestar general, debería tener como eje principal la visión de largo plazo que se tiene de cada nación. En buena hora, hay quienes sí pensaron en las decisiones del mañana. 50 años atrás, en Suecia, ya se hablaba del planeamiento a futuro. Pero no fue hasta finales del 2014 que se creó el Ministerio del Futuro, donde Kristina Persson fue la primera encargada de las políticas públicas a muy largo plazo. Este tipo de iniciativas, a las que hoy se suman los españoles, japoneses e incluso países como los Emiratos Árabes, dan a entender la importancia y necesidad de manejar las decisiones con una mano en el presente y la otra en el futuro.
La prioridad de los países, sea crecimiento económico, relaciones internacionales o bienestar general, debería tener como eje principal la visión de largo plazo que se tiene de cada nación
Más que crear entidades, puestos o funciones específicas, lo que muchos de estos pioneros del pensamiento a futuro tratan de fomentar es una cultura transversal en todos los temas de hoy, claramente marcada con ese enfoque prospectivo.
Lo que se puede lograr en un país hoy es ciertamente impresionante, pero todo esto queda opacado si vemos el potencial de pensar hacia el futuro. Perú es una nación joven, estamos a tiempo y tenemos todas las fichas para ganar. Con tantos ejemplos en el mundo de transformaciones de países como Finlandia y su enfoque en educación o Japón y la tecnología, la verdadera pregunta ya no es cuándo, sino cómo. El país puede cambiar; adoptemos esa cultura y empecemos a preocuparnos por un nuevo Perú.
La prioridad de los países, sea crecimiento económico, relaciones internacionales o bienestar general, debería tener como eje principal la visión de largo plazo que se tiene de cada nación
Perú es una nación joven, estamos a tiempo y tenemos todas las fichas para ganar.